domingo, 15 de noviembre de 2009

-La tarde-


Noto en sus correos
que mi mejor amiga
ha dejado de quererme.
Me exige un silencio de costra
porque estos versos,
y otros atentados, dice,
desvelan su prodigiosa
vida a los vientos
y a las hadas más ridículas
del bosque.

Con infinita tristeza
le digo que lo siento.
Salgo al balcón, veo anochecer
en El Abra y noto el impulso
infantil y necesario de que
dos lágrimas rueden
con sus pariguales
hasta perderse en el horizonte.

¿Qué sentido tiene ya todo,
la tarde, el libro, el café,
los planes de conquista
si mi mejor amiga
ha dejado de quererme?
Lo dejaré todo.
Mandaré quemar estos papeles
y seré otro, sin corazón,
el que camine por las calles.

jueves, 12 de noviembre de 2009

Y mientras tanto




Si tengo que confesar,
todo empezó en un sueño.
Y ahora estás aquí, tan real
como invisible, entre mi cabeza
y mis cosas mundanas,
desarbolando mis papeles
y mis certezas.
Y mientras tanto, disimulo,
respiro, salgo a la calle,
soy otro, torpe y distinto,
el que te vela los ojos,
el que desordena las flores,
el que te manda escritos.
Y mientras tanto, desalojo
al corazón de su sombrero
y barro la lluvia en tu nombre,
pero los que me ven así
no me conocen
y me preguntan
quién soy al atardecer,
por qué no estoy contigo
en la raíz del sueño.
No saben que soy un sí
luchando contra un cero,
que este que ven, danzando,
se siente muerto por dentro.
Y mientras tanto, sigo la pelota,
cuido la fruta, me duermo
al amanecer esperando
que todo empiece de nuevo.

miércoles, 21 de octubre de 2009

Diario de un periodista en paro. 21-X-2009

Miércoles 21 de octubre

Es importante no perder la perspectiva. El periodista en paro debe seguir militando como el profesional que es cada día. Una de las opciones que le quedan al que ha sido todo informativamente y hoy transita del sofá a la cama y del parque a la biblioteca son las jornadas, charlas y encuentros periodísticos que se organizan. A nada que uno siga comprando (u hojeando en un bar aun a riesgo de ser linchado por los hooligans de la lectura gratuita) su periódico verá en la agenda multitud de citas sólo aptas para periodistas en paro. ¿Por qué? Porque el periodista en activo está encadenado como Prometeo a una roca. Es el precio por llevar cada día a los hombres el fuego: la esclavitud de la redacción. De suerte que el especialista en cine, no va al cine; el crítico de libros, no tiene tiempo para leer, y el cronista político se queda en su silla con una tijera y pegamento recortando teletipos.
Aplicando mi consejo, acudo hoy a unas jornadas promovidas por la Diputación Foral de Bizkaia tituladas “Mujeres del sur en los medios. Herramientas para una comunicación con perspectiva de género”. El título, lo sé, es un horror. Y además desde el punto de vista significativo, un galimatías propio de un trabalenguas. Porque, ¿de qué sur se habla? ¿Del sur de España? ¿Del sur de Madrid? ¿Del sur del Polo Norte? Un lío. Además lo de “perspectiva de género” no lo cazo. En cualquier caso sería perspectiva de sexo; y es que hasta el más redomado machista no atenta contra el género sino contra un sexo, otro sexo, a menudo personificado en la cara de su mujer cruzada a hostias. Pero aquí estamos entre corazones comprometidos.
Es curiosa la panoplia de estudiantes de ciencias de la información, anarquistas de manual, alternativos de ‘nudos’ y periodistas en paro, como yo, que se reúnen en jornadas como estas, que siempre tienen algo de catacumba romana, cuando aparece san Pedro y todos hablan como corderos lejos aún de las hogueras y los dogmas. Al que viene de la realidad prosaica de una redacción, con sus angustias, sus prisas y sus jefes, le resulta idealista y algo naïf el concepto de periodista al servicio de la humanidad, la verdad y la justicia internacional. No digo yo que el cinismo sirva para este oficio, no contradigamos al maestro polaco, pero el que es periodista en paro saber muy bien que el trabajo tiene muchas veces más de maratón de fondo, de hora de los tramposos, que de nobles cruzados de un ideal.
¿Cómo tratamos los periodistas a las mujeres del sur? He ahí el quid de las charlas. Una ponente opina que en los medios la mujer aparece retratada siempre de acuerdo a ciertos estereotipos de consumo: exótica, sexualmente dominante, sumisa, obediente… Otra, que el periodista reproduce con su manera de escribir, sin darse cuenta, los roles de la ideología dominante. En medio acusaciones a los ‘mass media’ (a la postre los únicos que ofrecen nómina) de ser vehículos comerciales para la explotación de la mujer y su imagen. Y es ahí cuando nos revelamos algunos. Porque seremos periodistas en paro, progresistas y sexualmente retrógrados, pero también hay en esos ‘mass media’ que tanto asco dan a los que nunca han podido trabajar en ellos personas que intentan luchar por los derechos de los demás con franqueza y toda la libertad que se pueden permitir. Y les recuerdo algunos nombres.
Las miradas que recibo me recuerdan más que nunca en todos estos días mi condición de expatriado de mi propio oficio y la soledad inherente que arrastra el que sigue siendo periodista y que, como dije el primer día, ya no puede ejercer su oficio.

martes, 20 de octubre de 2009

Diario de un periodista en paro. 20-X-2009

Tengo una pesadilla periodística. Sueño que tengo que escribir una apertura de 140 líneas y no tengo nada. Me despierto sin gritar (eso sólo pasa en las películas) y al momento toda la realidad vuelve a mi frente: soy un periodista en paro y tengo que ir al INEM. Mi primer encuentro con la temida e inútil oficina del paro. Me preparo y tomo el metro en dirección al bilbaíno barrio de Santutxu armado con la última novela de Richard Russo y mis papeles de la empresa metidos en un sobre de papel sepia.
Una oficina del INEM es siempre un sitio opaco que parece sacado de un encuentro etílico entre Larra y Orwell, con el mismo gusto estético que un arquitecto estalinista. Ahí no hay espacio para la imaginación. Sólo para sentarse y esperar. El primer problema viene derivado de la mucha o poca experiencia que el periodista en paro tenga con la institución. El INEM lleva décadas siendo el equivalente laboral al potro de tortura inquisitivo, y han afilado sus instrumentos. Para empezar, no hay que guardar cola, como se ve a menudo en el Telediario, sino entrar y enfrentarse a una compleja máquina cibernética que reparte números de turno en función de las necesidades. Si se demanda empleo pulse la A; si ofrece empleo pulse la B; si es para gestionar un curso, la C; si es para recibir asesoramiento laboral, la D; si para prestaciones, la E; y así. No hay ninguna tecla para periodistas en paro, así que pulso la E y me siento con mi novela en la segunda fila observando los carteles y los folletos que te animan a estar entero y no tomar las armas.
Al poco oigo a un guardia de seguridad, ya canoso, aconsejando a unas personas que la E es sólo para los que ya cobran del paro, y como no es el caso me revuelvo inquieto. La lotería numérica va cayendo y no quiero meter la pata y esperar más. Como es conditio sine qua non de todo periodista (ya esté en paro o patrocine un equipo de fútbol griego) ser curioso y hacer preguntas, me dirijo al guardia que me explica con paciencia de estoico que primero me tengo que sacar el carné del paro y luego gestionar mi prestación por desempleo. “¡Eureka!”, me digo. Me da otro número y vuelvo a mi sitio más tranquilo, pero sin poder concentrarme en la novela de Russo.
El INEM fue creado por ludópatas en paro. Esta es la verdad. Estar en él tiene algo de casino, de gran bingo de la vida. Uno acude allí, hace sus apuestas en los formularios y, si hay suerte, ¡premio!, se lleva un mes en una empresa de telefonía móvil o tres meses de vendedor en Ikea. Mientras tanto hay prestaciones como consolación para los más desesperados y, para los ruletenburgueses insaciables, todos los días la primitiva del curso. Mientras tanto echas tus números allí y los vas descontando del cartón: avanza la C, cuidado que los de la D no se presentan y van de cuatro en cuatro, etcétera… Se parece a esa tómbola que ponen en muchas ferias donde tienes que hacer que tu camello gane una carrera lanzando bolas por los agujeros.
Al final ha salido mi número y cuando me he sentado frente al funcionario (le contaba a su compañera que se iba este fin de semana a Las Landas), al mirar mis papeles me ha echado un vistazo de conmiseración y me ha explicado que tengo que volver a hacerlo todo en mi oficina más cercana, no en la que fui dado de alta por ‘El Correo’. Caracoles. Caigo en la cuenta: nunca trabajé en la sección de Economía. Lección importante: un periodista sin información de primera mano está siempre perdido. No lo olvidéis.

El túnel




Siento que te vas, por un túnel,
me dices adiós, te digo adiós,
la oscuridad te acecha y tú
¡la deseas tanto!
Corro al túnel, te arrojo
antorchas, teas
impregnadas de luz.
No las quieres.
No las quieres.
Te grito, le grito al túnel,
arriesgo mis brazos
en los jaros y trato
de asirte, pero siento
que mis brazos, que mi pulso,
que mi verbo, no los tomas,
no los sientes, no los oyes.
Y mientras, me quedo fuera
donde manda la lluvia
su reino de espera
a un tiempo sin cuarteles
que aguarda nada más tu nombre
en las esteras. Pero tú te vas
de mí por el túnel,
por el túnel
para siempre.

lunes, 19 de octubre de 2009

Diario de un periodista en paro. 19-X-09

Lunes, 19 de octubre de 2009

Hasta ayer trabajaba en un periódico. Era redactor de primer año en el diario ‘El Correo’ de Bilbao, una de las cabezas visibles del grupo Vocento. Aunque mis funcionares eran varias, se puede decir que básicamente era redactor de temas culturales y, por supuesto, editor de contenidos: los colaboradores, columnistas y especialistas enviaban sus textos y yo los encajaba. En esta humilde labor he pasado horas y horas de mi vida profesional de 11.30 de la mañana a dos, y de cuatro de la tarde hasta la hora de cierre. Otras veces, echaba una mano a secciones con poco personal.; sobre todo a Mundo.
Tengo que aclarar que no estoy en el paro por un despido sino porque mi contrato en prácticas de primer año concluía ayer y, legalmente, no había posibilidades de renovarlo. La alternativa de hacerme un contrato más amplio de redactor estaba descartada de antemano. Simplemente hay que asomarse a la realidad de los medios de comunicación para darse cuenta de que los tiempos no están como para que un joven Pulitzer empiece de recadero en un periódico y acabe dirigiéndolo. Amenazas de Eres, recortes de plantillas, caída en picado de la publicidad y cierres de cadenas locales de televisión es el pan nuestro de cada día en este oficio. Al menos, me digo, no tengo que alimentar a una familia, ni pagar una hipoteca. Mi situación no es tan angustiosa como la de otros compañeros.
Una de las primeras cosas que echa de menos el periodista en paro es la cascada de periódicos gratis por la mañana. Sigo fiel al que ha sido mi periódico mañana tras mañana (¿quién dijo que era la oración matutina de los ateos?) y además mi madre consigue que un chico de reparto le deje gratis ‘El Mundo’ o ‘El País’, con lo cual el primer mono después del tazón de cacao (no bebo café, soy hiperactivo) lo estoy superando. La segunda cosa que el periodista en paro echa de menos es no tener en la agenda ninguna entrevista, ninguna rueda de prensa, la sensación de que tiene que abotonarse la camisa en el ascensor y partir como alma que lleva el diablo al encuentro con la actualidad. Y esta es precisamente la tercera, y última, cosa fundamental que echa en falta el periodista en paro: cosas nuevas que le sorprendan, con las que sorprender y, sobre todo, contar. Creo que era Gabo el que dijo que la vida es lo que se cuenta y cómo se cuenta. La posibilidad de contarle la vida a los demás es una necesidad para el que es periodista y ya no puede ejercer su oficio. Uno acaba comentando con su madre las noticias, pero no es lo mismo. La erótica de los miles de lectores es difícilmente superable con una sola persona de público. Es un mitin al vacío.
Claro que queda Internet, y en eso estamos. El periodista auténtico (ya esté en paro o no) no puede dejar de comunicar noticias, de relacionarse con los demás, de ejercer de modesto correveidile e ir de un lado a otro con una historia, con su historia, ya sea acertada o no, profunda o no, buena o no. Da igual. Es suya. Pero, claro, ante la dura realidad, ante el vacío que se abre más allá de las páginas del diario, el periodista en paro se encoge un momento y cae en un vacío interior. “¿Qué haré ahora?”, gime. Y para eso hay una respuesta sencilla: lo primero de todo, calmarse, recurrir a esa energía que le ha hecho durante tiempo concentrarse en una ruidosa redacción para escribir en un par de horas sobre temas desconocidos antes y concentrarse en lo que es a un tiempo su salvación y su condena. El periódico.
Un periodista en paro no debería ser nunca un resentido, un cascarrabias de taberna cargando contra los jefes miserables y la empresa cicatera que le ha dado la espalda. Antes, como he hecho yo hoy, debe ponerse su mejor sonrisa, acudir a su querida redacción y dar a entender con gestos y hechos que ser periodista hoy en día es más una pasión que una certeza sensata, y que quiere seguir colaborando con su periódico a pesar de todo. Y demostrarlo. Mañana seguiré contando.

viernes, 16 de octubre de 2009

Oración

Señor,
te rezo aquí
para que no faltes en favorecer
raudo, como haces tan bien,
a los que te adoran y multiplican
en sus misas de valor,
y van detrás de ti donde tú frotas
tu cara y prometes tu presencia
argenta y maculada.

Señor,
no tengas en cuenta las quejas,
lloros y súplicas de los que viven
privados de tu faz
y apártalos de tu reino
por buscar nada más
paz, verdad, belleza...
cosas que no redituan,
no suman, no exaltan.

Perdónalos, Señor, porque no saben
lo que gastan, y viven en temor
de tu falta trabajando para verte
un día, escaso y fugaz, como eres
siempre con los que no te adoran
y no sirven a tus huestes:
la guerra, el hambre, la muerte...

Pero a ellos, Señor,
al que avaricia tu nombre,
al que enfiebra por tenerte,
al que ha convertido su corazón
en tu cobacha. A esos, Señor,
dales tu gloria y tu reino,
y multiplica sus bienes
sobre la tierra
para que todos
puedan conocerlos
bien desde lejos.

jueves, 15 de octubre de 2009

-Llegó el otoño-


-Llegó el otoño-

Llegó el otoño. ¡Habrá que guardar en el armario
las camisas de verano!
Otras, más ásperas, de tartán, nos esperan.
Con ellas pasaremos junto a otros hombres helados
y a la labor diaria
nos preguntaremos con los ojos
por qué no salió hoy el sol de nuestras vidas,
y así, sin tiempo, ni dioses,
de la compra al sofá y del sofá
a la cama a oír nevar
sobre los campos muertos
donde la vida prepara nuevas forjas.
Vendrá Invierno, y algunos, los más viejos,
se irán en la mañana azul con el relente,
sin bufanda, antes del capón,
el cordero y el muérdago.
Somos el hielo que respiramos.
Mas no nos apena ver marchar
los trapos de las camisas que llevamos
al besar la playa o ser camino junto al polvo
de la noche, en la terraza que daba al puerto
donde una luz brillaba en el mirador,
lejos, con un polo en la mano
y, ¡oh, torpeza!, la prenda manchada
de leche, vainilla y sebo.
Otra vereda vendrá
y, antes de que nos demos cuenta,
la sombra del patio se irá acortando
con cautelosos pasos de gato,
y habrá sombra de niños nuevos
en los viejos columpios,
y abriremos el armario,
y allí estarán, bajo un lienzo,
estas camisas de verano que despedimos
ahora y que ya llaman a los cuerpos
desnudos contra los que agitarán
su paño, a las manos ansiosas
que abrirán sus goznes, a las bocas
salaces que ceñirán los colores de fuego
y cielo lisos de sus mangas.
Venga, toma, y guarda, y cierra,
que ya tengo ansias de toda esa belleza
que veré vistiéndolas.

martes, 23 de junio de 2009

La llamada


-La llamada-

Fue al volver de su paseo diario cuando Cristina encontró el sobre en el buzón de casa. Asomaba un poco y se mantenía tieso, como planchado con almidón. "Una fotografía", pensó. Y así era. Lo apretó contra su corazón, que latía fuertemente, y subió despacio con su cadera maltrecha las pocas escaleras que la separaban de su piso de viuda.

Antes de abrirlo fue al cuarto y comenzó a desnudarse. Se quito la rebeca, la blusa, la falda, el sujetador y las bragas y, desnuda, se lavó el cuerpo con sales y jabón natural. Se miró un momento en el espejo y sonrió. Luego se vistió una muda de impecable blanco; se puso su ropa de estar en casa y una toquilla sobre los hombros para evitar el frío resuello de las tardes. Calentó agua hasta hervir, se preparó una infusión de poleo-menta y encendió el tocadiscos para escuchar un disco rayado de Jerry-Lee Lewis. Sólo entonces abrió el sobre.

En la fotografía dos jóvenes sonreían en una pista de patinaje. La fotografía era oscura aunque las luces del reciento estaban encendidas, pero se veía bien al chico y a la chica apoyados uno contra el otro con las cuchillas calzadas, los guantes puestos y los abrigos cerrados para evitar el frío. A lo lejos se adivinaba la figura de un árbol de Navidad.

Cristina los miró atenta. Suspiró. Se fue al espejo del baño y volvió a mirarse en él con descaro. Se sacó la ropa de estar en casa; se quito las bragas (no llevaba sujetador) y estuvo en pelota quince minutos con la fotografía sujeta al marco del espejo hasta que esta cayó sobre el lavabo y comenzó a soltar una tinta roja, espesa.

Le dio la vuelta. En su parte trasera alguien había garabateado un número de teléfono y había escrito "¡Llamamé!". Cristina volvió a lavarse. Se cambió de muda. Fue hasta el armario y extrajo la ropa que solía llevar los domingos para ir al centro de jubilados a echar cartas y a alguna boda. Se la puso controlando que no oliera demasiado a naftalina ni a "abuela", como decía ella. Se enchufó dos gotas de perfume en el cuello y otras dos en el dorso de las muñecas y así, trasteando, se sentó en la salita junto a la mesa del teléfono con la fotografía. Los números se habían borrado un poco, pero se veían todavía claros y desafiantes entre ríos de tinta color sangre.

Cogió el teléfono, marcó, y aunque la voz al otro lado del hilo brotó gastada y triste supo al momento quién era.

viernes, 13 de marzo de 2009

'Almendros en flor' (Doris Dörrie


'Almendros en flor' (Doris Dörrie)

Cuando el cine alemán se aleja de los fantasmas que han marcado su pasado ('El hundimiento', 'La vida de los otros' o la reciente 'RAf') se expone a caer en las formas manieristas más impersonalizadas, donde el gusto por el exotismo mainstream y la falsa cercanía hacia el otro dan como producto films soporíferos, embadurnados de una pegajosa capa de corrección social donde sólo hay formas tópicas y vacías.

Es lo que le pasa a la sobrevalorada 'Cerezos en flor', una revisión de 'Cuentos de Tokio' de Yasujiro Ozu donde se cuenta la historia de la redención de un hombre, Rudi (Elmar Wepper), un anodino oficinista que ha enjaulado durante toda su vida a su mujer, Trudi (Hannelore Elsner), en una vida convencional alejada de la belleza, la creatividad, su amor por Japón y, particularmente, por dos iconos turísticos del mismo: el monte Fuji y el teatro kabuki. Con elementos tan frágiles y adolescentes se construye un personaje, el de la mujer-sensible-atada-a-un-marido-que-no-la-entiende (tópico del que se podría hacer un género) desdibujado que desaparece sorpresivamente transcurrido menos de la mitad del metraje y que provoca el arrepentimiento y la posterior expiación de Rudi.

Pero si previsible y caricaturizado es el personaje de Trudi, más vale no hablar de la galería de tres hijos de este matrimonio que bien valdrían para ejemplarizar las ideas preconcebidas sobre la juventud moderna en un museo de cera: hijos con y sin cargas familiares (incluida una lesbiana para dar color gay al asunto), por supuesto sin tiempo para dedicar a sus padres y que buscan la manera más rápida de deshacerse de ellos y sus necesidades emotivas. De todas maneras dos de ellos desaparecen pronto para centrar la atención en el hijo menor, solterón empedernido que trabaja en Tokio y vive en un pequeño apartamento. A él acude Rudi para conocer el país al que su mujer siempre había deseado viajar y no pudo conocer antes.

La tercera parte de la película cuenta las viviencias de este germano en la tierra de los samurais chocando constantemente con sus costumbres, sintiéndose solo y desplazado en la megalópolis (otro lugar común del cine más reciente por el que alguien deberá rendir cuentas ante un tribunal algún día) y arrastrando como un perro apaleado su sentimiento de culpa por la desatención emocional a la que tenía sometida a su mujer. En el colmo de lo patético llega a llevar puesto bajo el abrigo la rebeca y la falda de su difunta esposa para 'enseñarle' aquel Japón de tan perennes como frágiles almendros en flor, jóvenes artistas de teatro con la cara pintada y montes de anuncio de compañía de fotografía.

El travestismo físico del protagonsita, muestra del ridículo sentimiento pecaminoso inculcado al hombre occidental, y particularmente europeo, por los traficantes del discurso políticamente correcto y paritario, del que la directora se hace adalid y cómplice a un mismo tiempo, choca vívamente con la naturalidad irónica con que el cine norteamericano trata estos temas. Sin ir más lejos el 'Gran Torino' de Clint Eastwood aborda con mucha más perspectiva, riqueza y respeto el choque/encuentro entre culturas divergentes; la necesaria diferencia psicológica entre hombres y mujeres y las relaciones difíciles entre padres e hijos en las sociedades desarrolladas sin papanatismos ni dejar al nivel del betún a un personaje que, en el caso de la película alemana, termina sus días ridículamente, desposeído de toda identidad, ánima y veracidad, disfrazado de guiñol nipón con un kimono intentando, esperpenticamente, esbozar algo parecido a la compleja interpretación del kabuki. Metáfora evidente de los peligros del discurso políticamente correcto, que esconde grandes dosis de cinismo y sexismo encubierto, que primero nos despersonaliza y después recomienda, por si acaso, agachar la cabeza y decir que sí a todo.

miércoles, 25 de febrero de 2009

El desconcierto de las entradas

Un artículo de Iván Alonso

No hay forma de conseguir entradas para los conciertos que dan en España los grandes: U2, The Rolling Stones, Madonna, Bruce Springsteen, AC/DC... Los fans pasan un calvario cuando se anuncia que se van a poner a la venta las entradas a través de Internet, teléfono y en centros comerciales. La elevada demanda bloquea los servidores de Internet, los puntos de venta se colapsan y quienes aguardan inmensas colas se quedan sin nada. A esto sigue la indignación y el disgusto.
Vivimos un auge de la música en directo. Ante la crisis en la venta de discos, el negocio se ha refugiado en el contacto con el público. Sólo en Madrid, las pequeñas salas acogen más de 10.000 conciertos al año. Las giras salvan los balances comerciales de los grupos y arrastran riadas de público. La SGAE reconoce que durante los últimos años han aumentado los ingresos derivados de los grandes conciertos en más de un 25%. Durante 2007, 26,5 millones de euros se obtuvieron por este concepto, mientras que al mismo tiempo la venta de discos descendió un 17%. Ese mismo año, más de 1.200 millones de archivos musicales fueron descargados de las redes de intercambio P2P.
El interés de los cantantes por salir a la carretera y del público por verles ha encontrado un problema: la sociedad de la información. La introducción de la venta de entradas masiva en Internet a través de empresas como Tick Tack Ticket y páginas web de centros comerciales hace que la dificultad a la hora de conseguir una entrada sea más alta que nunca. El fan no sabe si acudir a una cola en la que puede que al final no haya entradas o quedarse en casa pendiente de un teléfono y una conexión a la red que se saturan.
Tick Tack Ticket, y otras firmas, distribuyen las entradas para conciertos y festivales. La diferencia fundamental con otros puntos de venta es que estas firmas son empresas virtuales lo que, en teoría, facilitaría adquirir las entradas. La realidad es que el sistema deja mucho que desear. Durante la fase de venta para un espectáculo masivo lo más habitual es que el servidor se 'caiga' y no se pueda acceder a la pantalla de compras. Es el problema de la 'llave dorada'.
La llave dorada
Los puntos de venta 'en vivo', como pueden ser las tiendas o un centro comercial, no tienen privilegios. Para entendernos, tanto el centro comercial como usted desde su casa tienen la misma llave de acceso al sistema de compras. No existe la 'llave dorada' que dé a un establecimiento ventaja respecto al internauta. Una empresa tan prestigiosa como Fnac, que despacha miles de entradas para espectáculos, reconoció a este periódico que su labor es de «mero intermediario entre el cliente y Tick Tack Ticket». Cuando el sistema se bloquea «nosotros no podemos hacer nada puesto que no es nuestro sistema», afirman.
El Corte Inglés, que desde 1997 tiene su propio sistema informático de venta de tiques, tiene parecidos problemas. Las entradas salen a la venta todas a la vez en «en todos los centros de venta de España y Portugal», reconocen. En total, El Corte Inglés tiene 98 centros distribuidos entre los dos países a los que hay que sumar los miles de internautas que acceden desde sus ordenadores. Para el fan que está en la cola es como si decenas de filas invisibles le tomaran la delantera.
Este sistema también tiene ventajas. Para un seguidor irreductible resulta más satisfactorio tener desde casa la posibilidad de conseguir una entrada en mano para un concierto en Londres que no viajar hasta Inglaterra. Para el que acude a un concierto en su misma ciudad la ventaja es la misma: evitar esperas. Y para los empresarios Internet es una manera de facilitar el trabajo y, según reconocen los exhibidores, «hacerlo más cómodo», pero no es un gran negocio. Aparte de quitar colas de la puerta, vender papel a través de empresas como Tick Tack Ticket y Entradas.com supone una pérdida de beneficios. Estas compañías se llevan un porcentaje del precio fijado. «No ganamos nada con la venta por Internet», resume Javier Muñiz, presidente de la Asociación de Salas de Música en directo de Madrid.
Nostalgia
Los fans de la ciudad donde se van a celebrar los conciertos lo viven como una estafa. Recientemente los de Barcelona, Madrid y Bilbao, que querían acudir a la próxima gira del grupo australiano AC/DC por España, provocaron incluso altercados públicos cuando se enteraron de que las entradas se habían agotado. Sienten que personas que acuden a algunos de los sitios físicos de venta de entradas en el resto del país, menos saturados, tienen más fácilidades. A ello suman el 35% estimado que las logran gracias a Internet. Los seguidores tienen un sentimiento de nostalgia. Hace tiempo había que esperar en una cola y, si se había acudido pronto, se acababa consiguiendo la entrada para ver a The Rolling Stones en Madrid bajo el chaparrón. Algo que se ha perdido como lágrimas en la lluvia.

martes, 24 de febrero de 2009

Guns N' Roses atronará Cobetas

Iván Alonso

Publicado en 'El Correo'

El festival Kobetasonik ha programado para el próximo 20 de junio la actuación de Guns N' Roses. La última vez que la banda californiana tocó en Bilbao -el 14 de julio de 2006- se pudieron escuchar en la parte final del concierto dos temas 'I.R.S.' y 'Madagascar' que, curiosamente, forman parte del último disco que el grupo presentará en su próxima visita.
La banda encabezada por el torturado y excesivo Axl Rose, un músico que no dudó en deshacerse de los miembros más carismáticos y competentes de su formación, contratar y despedir productores y traer por la calle de la amargura a su discográfica para grabar durante quince obsesivos años el disco más caro de la historia del rock, 'Chinese democracy', dará otra vez la cara ante sus fans en Bilbao.
Kobetasonik corona así su cartel con una banda que, a pesar de su alterada historia, es todo un mito para quienes no olvidan fácilmente los años de gloria del 'Appetite for Destruction', el disco de debut más vendido de la historia. Bilbao dictará sentencia de la puesta de largo en directo del 'Chinese democracy', un álbum que arrancó en 1993 cuando Axl Roses presentó la primera canción, 'This is love', un tema transformado tres lustros después en un himno operístico lleno de orquestaciones. Metáfora de los propios Guns N' Roses.
Los excesos dictatoriales de Axl y su deriva electrónica alejaron en 1995 a Slash, Matt Sorum y Duff McKagan de la formación original. Los brillantes 'rifts' de guitarra de Soul 'Slash' Hudson, que marcaron temas como 'Welcome to the jungle', llevan años sin escucharse en los conciertos del grupo, considerado propiedad feudal de su cantante y compositor principal.
Catorce millones
A la par que iban desfilando los músicos, el primer millón de dólares que Geffen, su compañía, le pagó en 1998 para que concluyera el álbum se evaporó como agua. Catorce millones más le seguirían antes de que 'Shackler's revenge' pudiera escucharse en septiembre de 2008 en un videojuego como primer corte oficialmente terminado.
Por el camino se quedaron interpretaciones en directo de las futuras canciones, como las dos que sonaron en 2006 en Cobetas, e historias rocambolescas llenas de filtraciones a través de Internet, arresto de bloggeros 'piratas' por parte del FBI e incluso apuestas jocosas que decían que llegaría antes la democracia a China que el disco a las tiendas.
Pero, finalmente, la particular 'Democracia China' de Axl Rose estará ya oficialmente en Bilbao junto al 'reverendo' Manson, Mötley Crüe, Dream Theatre y otros grupos como los ex integrantes de la banda Santana, Journey; la formación de groove metal, Machine Head; los suecos pioneros del death metal melódico, In Flames; la hija del fundador de Iron Maiden, Lauren Harris y los rockeros de Bu ckcherry.

martes, 13 de enero de 2009

'Electric arguments', de Paul McCartney



A pesar de su fama de componer ‘tontas canciones de amor’, como él mismo llegaría a cantar, Paul McCartney (Liverpool, 1942) siempre fue el ‘beatle’ más vanguardista. Ideas suyas fueron el icónico disco ‘Sergeant Pepper’s lonely hearts club band’, cuya elaborada música psicodélica se complementó perfectamente con el espíritu de la década de los sesenta; la película ‘Magical mistery tour’, basada en el vagabundeo de los hippies californianos del distrito Haight-Ashbury; y la larga coda final del álbum ‘Abbey road’ donde las canciones se suceden y conforman la conocida ‘pop-ópera’, la primera sinfonía del rock.
El hijo pródigo vuelve a las tiendas de discos y a las descargas de Internet con The fireman, el nombre del dúo que desde 1993 mantiene junto al productor Martin ‘Youth’ Glover, miembro de la banda Killing Joke y conocido productor de bandas tan importantes como U2 y Depeche Mode entre otros. ‘Electric arguments’, título salido de un poema del bardo ‘beatnik’ Allen Gingsberg, es el nombre de un disco «variado y ecléctico», según la discográfica independiente One Little Indian Records, que incide en la experimentación con sonidos electrónicos que ‘el bombero’ lleva realizando desde hace quince años.
Fue en 1993 cuando el primer disco de The fireman, ‘Strawberry oceans ship forest’ se publicó de forma anónima en el sello EMI. Nadie sabía quién estaba detrás, una práctica nada extraña para el inquieto McCartney. Dejando aparte el grupo en el que se refugió durante los setenta tras el trauma por la ruptura de The Beatles, Wings, Paul McCartney ha usado múltiples seudónimos. Ya en 1966 firmó canciones para Peter & Gordon como Bernard Webb para comprobar si las composiciones tenían éxito por sí mismas y no por la fiebre ‘beatlemaniaca’. A lo largo de su carrera motes como Apollo C. Vemouth, Paul Ramon y Percy Thrills Thrillington le han servido para producir discos o participar en grabaciones sin que su competencia musical se viera distorsionada por la fama de su nombre.

Al primer disco de The Fireman, que no obtuvo ningún éxito, le siguió cinco años después ‘Rushes’. Los dos álbumes eran totalmente instrumentales, conformados por pedazos de canciones que McCartney nunca llegó a acabar tamizadas con sintetizadores. Muy experimentales, público y crítica les dieron la espalda. Pero esta vez las cosas han cambiado. Diez años después ‘el bombero’ canta por fin con la voz gastada del ex-beatle y sus trece temas, grabados durante otros trece días sin plan previo –McCartney ha asegurado que no tenía ninguna canción escrita para el disco y que los temas surgieron durante las sesiones–, responden a influencias que van desde los rockeros Led Zeppelin al progresivo art-rock de Arcade Fire.
McCartney tiene motivos para estar feliz. Si grabando ‘Electric arguments’ ha afirmado a la prensa que tuvo la misma sensación que durante las sesiones del ‘Sergeant Pepper’s...’, su primer single, ‘Sing the changes’, lleva seis semanas en la prestigiosa lista de éxitos Billboard de Estados Unidos, y además sigue innovando al colgar el álbum íntegro a disposición de sus fans en Myspace, donde puede escucharse pero no descargarse. El viejo zorro Paul siempre veló por sus finanzas.
Recién salido del cuarenta aniversario del ‘Album blanco’ de The Beatles, McCartney ha dejado caer que una gira con’Youth’ Glover y los temas de The fireman quizá ocurra. «Es una buena posibilidad», ha afirmado feliz después de haber trabajado en estudio con otro músico tras dos discos navegando en solitario. A sus 66 años, el niño que con catorce años ya componía al piano temas como ‘When I’m sixty four’ y que con sólo 22 era llamado, merecidamente, un genio de la música, sigue asegurando que estos retos «hacen que la emoción siga viva para mí».

Un post de Iván Restoy

miércoles, 7 de enero de 2009

Maruja Torres y el Nadal



Una tragedia. Los que estaban dormidos han despertado y aquellos que todavía sueñan con el triunfo de la razón han comprobado que engendra monstruos. Conceder el Premio Nadal a la novela de pascuas de la 'escribidora', en palabras de Roberto Bolaño, Maruja Torres es desprestigiar para una década este premio que se oponía al Planeta por calidad literaria general e incluso pecuniaria: los 18.000 euros de recompensa no pueden competir con los 100 millones de las antiguas pesetas que ofrece la editorial vendedora de enciclopedias al afortunado de turno.