miércoles, 21 de octubre de 2009

Diario de un periodista en paro. 21-X-2009

Miércoles 21 de octubre

Es importante no perder la perspectiva. El periodista en paro debe seguir militando como el profesional que es cada día. Una de las opciones que le quedan al que ha sido todo informativamente y hoy transita del sofá a la cama y del parque a la biblioteca son las jornadas, charlas y encuentros periodísticos que se organizan. A nada que uno siga comprando (u hojeando en un bar aun a riesgo de ser linchado por los hooligans de la lectura gratuita) su periódico verá en la agenda multitud de citas sólo aptas para periodistas en paro. ¿Por qué? Porque el periodista en activo está encadenado como Prometeo a una roca. Es el precio por llevar cada día a los hombres el fuego: la esclavitud de la redacción. De suerte que el especialista en cine, no va al cine; el crítico de libros, no tiene tiempo para leer, y el cronista político se queda en su silla con una tijera y pegamento recortando teletipos.
Aplicando mi consejo, acudo hoy a unas jornadas promovidas por la Diputación Foral de Bizkaia tituladas “Mujeres del sur en los medios. Herramientas para una comunicación con perspectiva de género”. El título, lo sé, es un horror. Y además desde el punto de vista significativo, un galimatías propio de un trabalenguas. Porque, ¿de qué sur se habla? ¿Del sur de España? ¿Del sur de Madrid? ¿Del sur del Polo Norte? Un lío. Además lo de “perspectiva de género” no lo cazo. En cualquier caso sería perspectiva de sexo; y es que hasta el más redomado machista no atenta contra el género sino contra un sexo, otro sexo, a menudo personificado en la cara de su mujer cruzada a hostias. Pero aquí estamos entre corazones comprometidos.
Es curiosa la panoplia de estudiantes de ciencias de la información, anarquistas de manual, alternativos de ‘nudos’ y periodistas en paro, como yo, que se reúnen en jornadas como estas, que siempre tienen algo de catacumba romana, cuando aparece san Pedro y todos hablan como corderos lejos aún de las hogueras y los dogmas. Al que viene de la realidad prosaica de una redacción, con sus angustias, sus prisas y sus jefes, le resulta idealista y algo naïf el concepto de periodista al servicio de la humanidad, la verdad y la justicia internacional. No digo yo que el cinismo sirva para este oficio, no contradigamos al maestro polaco, pero el que es periodista en paro saber muy bien que el trabajo tiene muchas veces más de maratón de fondo, de hora de los tramposos, que de nobles cruzados de un ideal.
¿Cómo tratamos los periodistas a las mujeres del sur? He ahí el quid de las charlas. Una ponente opina que en los medios la mujer aparece retratada siempre de acuerdo a ciertos estereotipos de consumo: exótica, sexualmente dominante, sumisa, obediente… Otra, que el periodista reproduce con su manera de escribir, sin darse cuenta, los roles de la ideología dominante. En medio acusaciones a los ‘mass media’ (a la postre los únicos que ofrecen nómina) de ser vehículos comerciales para la explotación de la mujer y su imagen. Y es ahí cuando nos revelamos algunos. Porque seremos periodistas en paro, progresistas y sexualmente retrógrados, pero también hay en esos ‘mass media’ que tanto asco dan a los que nunca han podido trabajar en ellos personas que intentan luchar por los derechos de los demás con franqueza y toda la libertad que se pueden permitir. Y les recuerdo algunos nombres.
Las miradas que recibo me recuerdan más que nunca en todos estos días mi condición de expatriado de mi propio oficio y la soledad inherente que arrastra el que sigue siendo periodista y que, como dije el primer día, ya no puede ejercer su oficio.

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