miércoles, 19 de noviembre de 2008

El día Bond ('Quantum of solace')




Nunca me ha gustado James Bond. A diferencia de otros eminentes sujetos de la Real Academia, nunca he entrado a defender a Connery frente a Moore; a denigrar a Dalton y a mostrarme ambivalente ante Brosnan. Sí puedo decir que las primeras películas de este último me pillaron en mi adolescencia y me parecieron estrafalarias y superficiales, aparte de algo aparatosas y aburridas. En cuanto al resto, asistí patidifuso a la mitad del metraje de ‘Moonraker’ una noche en ETB y, bueno, entendí los comentarios sobre la excesiva satirización que el rubio de ‘El santo’ trajo a la franquicia. A pesar de ello tengo entendido que ‘La espía que me amó’ es posiblemente una de las mejores de la franquicia.

En cuanto a las novelas, no me atrae sentarme para leer las obras de un ex espía que, según propia confesión, escribía para hombres atractivos, maduros y de clase alta. Como no soy ninguna de las tres cosas, prefiero dedicarme al mucho más humanista y atormentado le Carré que a descubrir las hazañas de Bond conduciendo coches buenos y bebiendo en caras destilerías.

Sin embargo, hoy he decidido dedicarme un día ‘Bond’. Me he comprado ‘Casino Royale’, la anterior película protagonizada por Daniel Craig, y me apunto, bono de regalo mediante, a la próxima entrega del espía que nunca amé ni me amó, ‘Quantum of solace’, cuyo eufónico título ya me adelanta hora y media larga de satisfacción.

Si fuera una mujer, o maricón, me gustaría hasta lo indecible Daniel Craig. Me convence su aire resuelto y, al mismo tiempo, desvalido e infantil. Como cinéfilo me recuerda a Steve McQueen jugando al poker en ‘El rey del juego’ y como Bond, yo que no soy un fan de la serie, me apuntaría a lo que dijo el crítico de la revista ‘Time out New Yok’: «Daniel Craig es el mejor Bond de toda la saga». Soy un sentimental, me gustan los tíos enamorados y con código ético. Me gusta Jason Bourne levantando la pistola para no matar a un padre delante de su hija pequeña. Me gusta el final de ‘Adiós, muñeca, adiós’. Me gusta Chandler y su sucio héroe moral, lleno de compasión. Me gusta el bourbon, y las mujeres rubias y guapas, y atravesar paredes.

No sé, igual hasta quiero convencerme de que me gusta James Bond, de que puedo tener licencia para matar.

Un post de Iván Restoy

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