domingo, 15 de noviembre de 2009

-La tarde-


Noto en sus correos
que mi mejor amiga
ha dejado de quererme.
Me exige un silencio de costra
porque estos versos,
y otros atentados, dice,
desvelan su prodigiosa
vida a los vientos
y a las hadas más ridículas
del bosque.

Con infinita tristeza
le digo que lo siento.
Salgo al balcón, veo anochecer
en El Abra y noto el impulso
infantil y necesario de que
dos lágrimas rueden
con sus pariguales
hasta perderse en el horizonte.

¿Qué sentido tiene ya todo,
la tarde, el libro, el café,
los planes de conquista
si mi mejor amiga
ha dejado de quererme?
Lo dejaré todo.
Mandaré quemar estos papeles
y seré otro, sin corazón,
el que camine por las calles.

jueves, 12 de noviembre de 2009

Y mientras tanto




Si tengo que confesar,
todo empezó en un sueño.
Y ahora estás aquí, tan real
como invisible, entre mi cabeza
y mis cosas mundanas,
desarbolando mis papeles
y mis certezas.
Y mientras tanto, disimulo,
respiro, salgo a la calle,
soy otro, torpe y distinto,
el que te vela los ojos,
el que desordena las flores,
el que te manda escritos.
Y mientras tanto, desalojo
al corazón de su sombrero
y barro la lluvia en tu nombre,
pero los que me ven así
no me conocen
y me preguntan
quién soy al atardecer,
por qué no estoy contigo
en la raíz del sueño.
No saben que soy un sí
luchando contra un cero,
que este que ven, danzando,
se siente muerto por dentro.
Y mientras tanto, sigo la pelota,
cuido la fruta, me duermo
al amanecer esperando
que todo empiece de nuevo.